Por qué los bancos no pagan por los depósitos y siguen esperando una crisis
La banca española pasa de remunerar los depósitos, ¿qué tendrá la banca española? Pues tiene bastantes cosas, la verdad. Esta negativa aleja a nuestras entidades del grueso de las de la zona euro, donde sí han subido la remuneración del ahorro al ritmo de los tipos de interés del BCE y de la inflación. Esta semana, hemos sabido que los depósitos para las familias apenas rentan el 1,33%. Y detrás se esconden algunas razones que muestran un horizonte no tan despejado como intenta hacer creer el sector.
Como es bien sabido, los bancos están ganando mucho dinero gracias a estas subidas de tipos que se trasladan a todos los créditos e hipotecas que tienen en su balance y a los nuevos que conceden. Eso sí, después de muchos años de tipos negativos en que su rentabilidad era ínfima.
La primera razón para no remunerar los depósitos es que quieren mantener la situación actual: si cobro más por los créditos, pero pago más por los depósitos, salgo comido por servido. Las gallinas que entran por las que salen. También tienen cada vez más hipotecas a tipo fijo que no pueden permitirse financiar con unos depósitos caros. Ahora bien, podrían pagar por los depósitos menos de lo que cobran por los créditos para no quedarse sin margen (al fin y al cabo, ese es el negocio bancario de toda la vida, aparte de la diferencia de plazos), pero pagar algo. Pero tampoco lo hacen.
Deuda pública
Es decir, hay más razones. Una muy relevante es que los bancos tradicionales tienen las alforjas llenas de deuda pública comprada cuando no rentaba nada; sí, la banca tan vilipendiada por el Gobierno de Sánchez es la que le ha comprado la deuda para financiar su gasto público desmadrado, si bien tiene la excusa de que se la podían vender el BCE con su programa de compra de activos.
Ahora, con las subidas de tipos, los bonos rentan y su precio baja (se mueven al revés, pero la explicación nos desviaría del tema, así que créanme). Es decir, tienen pérdidas latentes en su balance. Depende de cómo tengan clasificada esa deuda -a vencimiento, disponible para la venta o para trading- tienen que apuntárselas o no en los resultados, pero son pérdidas al fin y al cabo. O sea, que necesitan compensarlas con el margen de intereses, el de los préstamos menos los depósitos.
Ah, y no se olviden del impuesto a la banca de Sánchez, que también les ha hecho un roto en las cuentas de este año de 1.120 millones en el conjunto del sector. Eso también son pérdidas que van en contra de la remuneración de los depósitos.
Más cosas. También se les ha acabado la financiación gratis e ilimitada del BCE (los TLTRO, españolizado como T-litros), que se incrementó con la pandemia, pero que tienen que devolver. De hecho, ya la han devuelto casi todos. Ahora financiarse para conceder préstamos cuesta dinero y eso también reduce el margen. De hecho, el crédito ya está cayendo (luego hablamos más de eso) y los bancos ahora van sobrados de liquidez. Así que, ¿por qué pagar por algo que ya tienen? No necesitan remunerar los depósitos.
Las letras reinan
Por eso, los grandes bancos se limitan a ofrecer una remuneración atractiva a aquellos clientes que amenazan con llevarse sus ahorros a la competencia. Y los únicos que pueden dar un interés decente por los depósitos de forma generalizada son los extranjeros y los bancos digitales que no tienen sucursales (‘neobancos’ si quieren), que no tienen todo ese legado de los últimos años. Pero al final, su clientela es escasa, de ahí que salieran 21.500 millones de depósitos en el primer trimestre en busca de destinos más amigables para el dinero.
Y, entre esos destinos, sobresalen las letras del Tesoro. Seguridad total y un interés más de dos puntos superior al de los depósitos. Visto así, no son de extrañar las famosas colas en el Banco de España. Y la gente seguirá metiendo su dinero ahí porque su rentabilidad va a continuar subiendo con el fin de las compras del BCE: los inversores profesionales piden a Sánchez intereses más altos para prestarle su dinero.
Y, entre esos destinos, sobresalen las letras del Tesoro. Seguridad total y un interés más de dos puntos superior al de los depósitos. Visto así, no son de extrañar las famosas colas en el Banco de España. Y la gente seguirá metiendo su dinero ahí porque su rentabilidad va a continuar subiendo con el fin de las compras del BCE: los inversores profesionales piden a Sánchez intereses más altos para prestarle su dinero.
Panorama oscuro
Pero más allá de estas cuestiones, hay algo más preocupante. El futuro. Es verdad que, desde finales del año pasado, están extremando la prudencia y las provisiones por la posibilidad de una crisis que no termina de llegar. La morosidad, aunque está subiendo, sigue en niveles muy bajos. El gran temor es el vencimiento de los créditos ICO concedidos a las pymes en el confinamiento, muchas de las cuales no van a poder devolverlos. Pero tampoco se espera una catástrofe.
Sin embargo, el sector sigue con la mosca detrás de la oreja. El consumo está bajando (ellos lo detectan por las tarjetas de crédito), la industria está reduciendo producción a marchas forzadas, la compra de viviendas se ha hundido… Y todo eso, tarde o temprano, se va a trasladar a la banca. De hecho, algunos banqueros comentan sotto voce que, cuanto más se retrase la crisis, más gorda será. Así ha ocurrido en el pasado.
Si la economía cae, la banca pierde por mucho que los tipos de interés suban. Primero porque aumentará la morosidad (que es lo que mata a los bancos) en un entorno de recesión con tipos altos, sobre todo en los préstamos a tipo variable. Y segundo porque no habrá crédito nuevo.
Y ojo, después de las crisis de los bancos medianos de EEUU y de Credit Suisse, el BCE vigila de cerca la liquidez de las entidades porque no sería raro que, en un escenario así, haya rumores de problemas en alguna entidad que provoquen una fuga de depósitos. Un panorama mucho menos halagüeño de lo que nos quiere hacer creer el sector. Y así, no es extraño que los bancos no paguen por los depósitos.